viernes, 26 de septiembre de 2008

UN CARÁCTER MOLDEADO POR DIOS

Sabemos que las cosas de Dios van de lo pequeño a lo grandioso. Salomón lo expresó con estas palabras “Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, Que va en aumento hasta que el día es perfecto” (Proverbios 4:18).

Cada uno de nosotros somos como un diamante que necesita ser pulido de una manera muy similar a como se pule esta piedra preciosa. En el proceso de refinación del diamante hay cuatro pasos fundamentales que se pueden aplicar a la obra que Dios debe realizar en la vida de aquellos que llama al ministerio.

Los cuatro pasos son:

1. Cortar el diamante – Quebrantamiento

Todos los que están en el ministerio deben ser probados de una u otra manera, y de acuerdo a cómo ellos respondan, depende si Dios les confiará un pequeño o gran ministerio. Todo aquel que sirve a Jesús tiene un gran deseo de agradar a Dios en la tarea que Él le ha confiado; pero algunos, al encontrar gran cantidad de obstáculos en el camino, pueden sentirse tentados a abandonarlo todo. Esto sí sería un gran triunfo para el enemigo, pues él anhela quitar de en medio a todo aquel que se entregue a la tarea de rescatar las almas de su dominio. Debemos entender que el Señor permite que seamos atacados por el enemigo, quien puede venir hacia nosotros con diferentes clases de pruebas, mas esto Dios lo usará como parte de nuestra formación.

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