sábado, 24 de enero de 2009

Tú eres a ellos como cantor de amores,
hermoso de voz y que canta bien;
y oirán tus palabras, pero no las pondrán por obra.
Pero cuando ello (el juicio) viniere (y viene ya),
sabrán que hubo profeta entre ellos.

Ezequiel 33:32-33.

Inútil advertencia

Un automovilista avanzaba a 40 km/h por una autopista cubierta de densaniebla. De repente se sobresaltó. Vio dos luces rojas y frenó con todassus fuerzas. ¡Pero ya era demasiado tarde! Se oyó un estallido, lacaída de pedazos de vidrio y luego… el silencio. Muy aturdido bajó desu vehículo, ¿y qué vio? ¡Un caos! Por lo menos tres autos habíanchocado con un camión volcado.

¡Era necesario advertir a los vehículos que se acercaban! Volvió corriendo al borde de la autopista e hizo grandes señales con losbrazos al conductor que se acercaba. Éste lo pasó por alto y pocossegundos después hubo otro estallido.

Entonces el hombre se quitó la chaqueta y agitándola trató de advertir al próximo vehículo. Éste constató la señal con enojo yprosiguió su camino. ¡Y de nuevo otro estallido! El que advertía sesentía impotente; sin embargo, al ver acercarse dos luces más, volvió asacudir su chaqueta. Pero los jóvenes ocupantes del auto sólo losaludaron y siguieron su camino…

Este suceso me recuerda a Noé, quien al construir el arca, habíaadvertido a sus contemporáneos sobre el diluvio venidero. Pero no lehicieron caso y perecieron en el juicio divino. Hoy la Biblia anunciael juicio venidero y exhorta a los humanos a creer en el Señor Jesúspara ponerse a salvo. Pero, por desdicha, son pocos los que respondenadecuadamente.


¿No os conmueve a cuantos pasáis por el camino?
Mirad, y ved si hay dolor como mi dolor que me ha venido.

Lamentaciones 1:12.


He aquí ahora el día de salvación.
2 Corintios 6:2.

Aprovechar el momento oportuno

Para los malhechores crucificados, uno a la derecha y otro a laizquierda del Señor Jesús, los últimos momentos de su vida fueronsolemnes. Al principio estos desdichados manifestaron su odio,asociándose con la multitud que pasaba y se burlaba de Jesús (Mateo 27:44).

De repente uno de ellos recobró el dominio de sí mismo. Notó laactitud de Jesús y oyó sus palabras: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:34).Este Jesús, el nazareno, quien sólo hizo el bien, que llamó a Dios suPadre y le pidió que perdonara a sus verdugos, ¿sería el Mesías quealgún día volverá para reinar? ¿Era una coincidencia que el camino deCristo y el suyo se cruzaran justamente cuando le quedaban sólo unashoras de vida? ¿Aprovecharía este instante para tener un contactopersonal con él? Sí, lo hizo. Indignado al oír que su compañero seguíainsultando a Jesús, lo interpeló, diciendo: “¿Ni aun temes tú a Dios…?”Reconoció que él y su compañero merecían ser castigados, pero que Jesúsno era culpable de nada. Luego se volvió hacia aquel a quien acababa deidentificar por medio de la fe y le dijo: “Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino”. La respuesta de Jesús superó todas sus esperanzas: “De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23:40-43).

El malhechor supo aprovechar esta oportunidad, la última paraél. ¡El momento que usted vive puede ser decisivo para tener uncontacto personal con Jesús, a través de la fe!

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