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Todos los días son del Señor, pero hay uno especial reservado para buscarle y renovar tus fuerzas.
En el sexto día el Señor terminó de ordenar los cielos y la tierra. Bendecía todo cuanto creaba para que produjera y se multiplicara. Entonces, en ese día concluyó el escenario y crea al hombre. Recuerda que eres la criatura más parecida a Dios, eres un ser hermoso, hecho a imagen y semejanza del Padre. El ser humano es Su creación final, Su obra maestra, lo más delicado y a lo que dedicó más tiempo. Pensó muy bien cada una de las partes que te formarían, tus ojos, tu lengua, tu cuerpo, todo fue cuidadosamente planificado. Recuérdalo siempre, porque muchas veces el demonio quiere destruir nuestra autoestima para dominarnos. No lo permitas, enfréntate a él como la bendita criatura que eres.
El día que apartó
Génesis 2:1-3 continúa: Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo el ejército de ellos. Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación.
Dios vio que todo lo que había hecho era bueno y entonces santificó el séptimo día, tomándolo para descansar. En la Biblia, esto es lo primero que se decreta como santo. Santidad significa “apartado” y Él apartó este día de descanso y reposo para nosotros, ya que desea tener un tiempo especial con cada uno de sus hijos. No lo hizo para tener un tiempo con las aves y otros animales, lo hizo para estar contigo.
Éxodo 31:12-17 nos dice: Habló además Jehová a Moisés, diciendo: Tú hablarás a los hijos de Israel, diciendo: En verdad vosotros guardaréis mis días de reposo; porque es señal entre mí y vosotros por vuestras generaciones, para que sepáis que yo soy Jehová que os santifico. Así que guardaréis el día de reposo, porque santo es a vosotros; el que lo profanare, de cierto morirá; porque cualquiera que hiciere obra alguna en él, aquella persona será cortada de en medio de su pueblo. Seis días se trabajará, mas el día séptimo es día de reposo consagrado a Jehová; cualquiera que trabaje en el día de reposo, ciertamente morirá. Guardarán, pues, el día de reposo los hijos de Israel, celebrándolo por sus generaciones por pacto perpetuo. Señal es para siempre entre mí y los hijos de Israel; porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó y reposó.
No dijo búscame cuando quieras o cuando tu corazón te lo indique. Su mandato es claro e indica que debemos guardar un día específico de reposo, además lo identifica como un pacto. A pesar de ser un mandamiento, para los cristianos debería ser una necesidad. Recuerda que Él es nuestro Padre y como tal, ansía un espacio para hablarnos y compartir con nosotros. Anheló un día especial para compartir contigo desde el día que te creó. A los padres de familia nos agrada que nuestros hijos nos busquen y cuando lo hacen tenemos mucho para ofrecerles. Lo mismo ocurre con el Señor, cosas maravillosas suceden si apartamos Su día y nos dedicamos a honrarlo.
Vida renovada
Números 15:32-36 relata: Estando los hijos de Israel en el desierto, hallaron a un hombre que recogía leña en día de reposo. Y los que le hallaron recogiendo leña, lo trajeron a Moisés y a Aarón, y a toda la congregación; y lo pusieron en la cárcel, porque no estaba declarado qué se le había de hacer. Y Jehová dijo a Moisés: Irremisiblemente muera aquel hombre; apedréelo toda la congregación fuera del campamento. Entonces lo sacó la congregación fuera del campamento, y lo apedrearon, y murió, como Jehová mandó a Moisés.
Este pasaje es muy fuerte, pero así fue. La Palabra es clara en hablar de muerte para aquellos que no guardan el mandato de apartar el día del Señor. Hay muchas personas muertas espiritualmente. Aunque vivan y respiren, han dejado de existir porque decidieron ocuparse en las cosas de la tierra y dejaron de buscar el tiempo para estar con Dios. No es negociable, no hay excusa porque Él conoce el corazón de cada uno y es radical. Cuídate de no anteponer cualquier distracción y tarea por encima del tiempo para el Señor. Trabajar es urgente, pero Dios es lo más importante. No hay viaje a la playa, deporte o entretenimiento que pueda sustituir el tiempo necesario con tu Padre.
Hay dos cosas que debemos darle: tiempo y dinero. De los siete días de la semana, uno es del Señor. Así como el diezmo de lo que produces. En el mundo se dice que el tiempo es dinero y que el dinero es tiempo. Entonces, dale estas dos expresiones de Su grandeza.
Quien no se alimenta, muere. Quien deja de comer de la Palabra y no se expone a Su presencia, puede marchitarse y morir.
Reposo y libertad
En Lucas 4:31-37 leemos: Descendió Jesús a Capernaum, ciudad de Galilea; y les enseñaba en los días de reposo. Y se admiraban de su doctrina, porque su palabra era con autoridad. Estaba en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu de demonio inmundo, el cual exclamó a gran voz, diciendo: Déjanos; ¿qué tienes con nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido para destruirnos? Yo te conozco quién eres, el Santo de Dios. Y Jesús le reprendió, diciendo: Cállate, y sal de él. Entonces el demonio, derribándole en medio de ellos, salió de él, y no le hizo daño alguno. Y estaban todos maravillados, y hablaban unos a otros, diciendo: ¿Qué palabra es esta, que con autoridad y poder manda a los espíritus inmundos, y salen? Y su fama se difundía por todos los lugares de los contornos.
Dios provoca libertad en un día de reposo y su presencia se manifiesta poderosamente. No hay nada ni nadie capaz de levantarse contra Su majestad. Todo aquel oprimido y cargado de negativismo encuentra liberación y reposo en Su presencia. Busca a tu Padre Celestial cada día de tu vida, pero especialmente en el tiempo establecido por Él; así podrá liberar tu espíritu cansado y renovarte para que seas una persona productiva. Nadie que padezca cautiverio puede dar fruto. Un padre de familia oprimido no puede ser buen ejemplo para sus hijos. El gozo del Señor es nuestra fortaleza cuando nos damos cita en el lugar y tiempo correcto. Dios escogió el día de reposo para liberarte.
Ser restaurado para dar fruto
Lucas 6:6-11cuenta: Aconteció también en otro día de reposo, que él entró en la sinagoga y enseñaba; y estaba allí un hombre que tenía seca la mano derecha. Y le acechaban los escribas y los fariseos, para ver si en el día de reposo lo sanaría, a fin de hallar de qué acusarle. Mas él conocía los pensamientos de ellos; y dijo al hombre que tenía la mano seca: Levántate, y ponte en medio. Y él, levantándose, se puso en pie. Entonces Jesús les dijo: Os preguntaré una cosa: ¿Es lícito en día de reposo hacer bien, o hacer mal? ¿Salvar la vida, o quitarla? Y mirándolos a todos alrededor, dijo al hombre: Extiende tu mano. Y él lo hizo así, y su mano fue restaurada. Y ellos se llenaron de furor, y hablaban entre sí qué podrían hacer contra Jesús.
Imagina a este hombre incapacitado para llevar una vida normal. Seguramente no podía trabajar, saludar, relacionarse y ser feliz junto a su familia. Piensa lo terrible que es no poder utilizar una mano. Entonces Jesús lo sana y de esa forma reprende a los falsos hombres de fe, demostrando que el día del Señor es para restaurar y sanar. Jesús evidenció que era lícito salvar a este hombre ya que justamente para eso se apartó el día de reposo. En la medida en que busques a Dios así serán los resultados de tu vida.
El tiempo con Dios es precioso y produce muchos resultados positivos. Si le buscas, te restaura, revitaliza, sostiene y consuela. Al darle el día que merece, te llenas de energía para ser productivo durante los siguientes seis días de trabajo. Por el contrario, no sirve de mucho trabajar siete días si no apartas tiempo para el Señor.
Para todo hay un tiempo. Él quiere que te realices, que tengas anhelos y fuerzas para trabajar por ellos. Ten paz en el día de reposo. No vivas por vivir, dale sentido a cada momento, especialmente a los que debes reservar para estar en comunión con tu Padre. El día del Señor provoca bendición porque lo ha reservado para transformarte. Si le das la prioridad, hará que tu espíritu, cuerpo y mente funcionen para que los resultados de tu esfuerzo sean mejores.
Él ha prometido estar contigo, darte libertad y vida en abundancia. Si estás enfermo, si necesitas liberarte de un vicio u opresión, si te sientes perdido debes buscarle y darle el espacio para que obre en ti. Reconócelo como Señor y Salvador, pídele que perdone tus pecados, ofrécele tu corazón y el tiempo que merece cada día, así podrás tomar todo lo que tiene para ti.
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