miércoles, 9 de julio de 2008

TEN ÁNIMO, LEVÁNTATE, JESÚS TE LLAMA


“Por eso los fariseos, a su vez, le preguntaron cómo había recibido la vista…, no lo sé --respondió el hombre--. Lo único que sé es que yo era ciego y ahora veo” (Juan 9:21,25).

Cuando una persona tiene visión simplemente la disfruta, muchas veces sin darse cuenta del privilegio que esto es. Cuando Jesús llegó a la ciudad de Jericó se encontró con un ciego conocido como Bartimeo. Este hombre no estaba en el camino, estaba junto al camino.

Cuando una persona está ciega espiritualmente cree que está en el camino de Dios, pero en realidad se encuentra junto al camino. Muchos dicen creer en Dios, pero esto no es suficiente.

Un misionero se dirigió a realizar una obra evangelística en un lugar selvático. Quien acudió a buscarlo para llevarlo a su destino final simplemente le dijo: “Sígame”. Luego de caminar por caminos angostos en medio de una vegetación extremadamente tupida, el misionero le dijo: “Deténgase. Podría usted darme un mapa que me muestre el camino a donde debo llegar”. El hombre mirándolo fijo a los ojos le dijo: “Yo soy el camino; si usted no me sigue nunca llegará a su destino. Soy el único que conoce y sabe andar en este lugar”.


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