jueves, 16 de julio de 2009

Fieles en la palabra

Chris Shaw
Categorías: Liderazgo y Pastoral
Texto Bíblico: Jueces 11.34-35

Es importante que las personas a quienes ministramos vean que somos íntegros en el cumplimiento de nuestra palabra

Jefté nos es tristemente célebre por la necedad del voto que hizo al Señor. Buscando obtener la victoria sobre los hijos de Amón, contra los cuales estaba luchando, se comprometió a ofrecer en sacrificio al Señor lo primero que le saliera a su encuentro al regresar a casa. Nuestro versículo de hoy nos relata el dramático momento del regreso, con su terrible desenlace para el Juez.

Sin perder de vista lo necio que puede ser entrar en este tipo de acuerdos con Dios, debemos rescatar del ejemplo de Jefté un elemento importante, y es que era un hombre fiel a su palabra. No podemos leer su historia sin pensar en el salmista, que preguntaba: «Señor, ¿quién morará en tu santo monte?» Entre las cualidades que incluye en su respuesta, se encuentra aquella persona que, aun jurando en perjuicio propio, no cambia (15.4). ¡Cuán deseable es esta cualidad en la vida de un líder!

Muchas veces, en el apuro y las corridas del ministerio, nos comprometemos con alguna actividad que luego trae inconvenientes a nuestra vida. En otras ocasiones, nos traiciona el deseo de agradar a los demás, y le damos nuestra palabra con respecto a algo. Cuando llega el momento de cumplir lo que hemos prometido, sin embargo, nos damos cuenta de que nos hemos metido en camisa de once varas.

Es importante que las personas a quienes les estamos ministrando vean que somos íntegros en el cumplimiento de nuestra palabra. Esto significa que, aun cuando nos hemos metido en una situación que nos perjudica, mostramos fidelidad en cumplir con lo que hemos prometido hacer. El esfuerzo que hacemos por guardar el compromiso asumido dejará una importante lección acerca del peso que le damos a nuestras palabras, además de demostrar que valoramos profundamente a las personas con las cuales nos comprometemos.

Para pensar:
La solución a este tipo de inconvenientes no es desistir de lo que hemos pactado, sino pensar con más cuidado antes de dar nuestra palabra. Muchas veces quedamos presos de nuestra propia prisa. Antes de asumir un compromiso, tome un tiempo para pensar si realmente es algo que puede hacer. Pídale a la persona que le de un tiempo para orar, si es necesario, antes de tomar la decisión. Esto le evitará asumir compromisos que luego lamentará.

©Copyright 2009, DesarrolloCristiano.com. Todos los derechos reservados.

tomado de : http://www.desarrollocristiano.com/devocional.php?id=1092

No hay comentarios: