lunes, 8 de febrero de 2010

SEXO !!! Sexo!!!

Somos criaturas sexuales.
Muy Sexuales.

Es parte de nuestra identidad.
Creados a imagen de Dios. Macho y Hembra.

Y como todo lo que Dios creó, es bueno. MUY BUENO.

Me atrevería a decir que es lo mejor que existe en este mundo.

Jaja.

  -¿Por qué? - preguntan, - ¡¡¿Oh, POR QUÉ ESPERAR?!! ¡Negar esta necesidad me está matando! ¡Es antinatural! ¡Ya no puedo más! ¡Todo mi cuerpo arde encendido en presencia de mi amada/o! ¡Este despiadado fuego en las entrañas me consume por dentro! ¡Todos mis instintos buscan satisfacer esta inexorable atracción que amenaza con terminar con mi cordura!”

Todos conocemos las razones obvias: relaciones rotas (por alguna razón es difícil construir una relación estable cuando el sexo va por delante del compromiso), corazones rotos y el consecuente sentimiento de traición o de inferioridad, de rabia o de desesperación. A veces ocurren embarazos, enfermedades escabrosas... –y vale, estoy usando el drama como mecanismo de espanto, porque todos sabemos que a veces no ocurre nada de esto, pero...
Existe una razón más sublime:

Y es que, el mejor sexo del mundo, el inigualable, más extraordinario y excepcional sexo en esta tierra ocurre cuando un hombre y una mujer se miran a los ojos y con mucha pasión y honestidad dicen:

  Yo soy Tuyo. Yo soy Tuya.
  De entre todos los hombres del mundo, que son muchos, yo sólo te quiero a ti.
  De entre todas las mujeres que hay en el mundo, tú eres la única que quiero.
  Te prometo que siempre va a ser así. Construyamos nuestra vida juntos. Vivamos juntos.
  Te abro mi corazón. Te abro mi alma. Mira, observa... te descubro mis secretos, mis anhelos.
  Confío en ti. No me traicionarás. No te traicionaré.
  Confío plenamente en ti.
  TODO lo que soy es tuyo. Te entrego mi cuerpo. Te entrego mi alma. Y mi corazón.

Y uno queda vulnerable delante del otro.

Desnudo.
Desnuda.
Vulnerable.

Y entonces, lo que ocurre, es que no sólo desnudas tu cuerpo, desnudas tu alma. Y entonces, lo que ocurre, es que al unir los cuerpos, descubres que también unes el alma, el espíritu... y por ese momento mágico los dos sois uno. Sí, ahora sois uno.

Y en ese contexto, el sexo es sublime. Inigualable. Puro fuego. Pura satisfacción.
Y sólo hay una manera de conseguirlo.
Y todo lo demás es conformarse con menos. Perseguir un huidizo arcoiris. Así que espera. Porque tú lo vales.

Por Rebeca Byler 
http://www.contracorriente.org/content/view/285/114/


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